Aire


No me quedan minutos,
pero cometeré la osadía de permitírmelos,
a mis oídos el señor Green, 
cigarro en las manos,
sueltas...

Miro atrás, y nos veo a todos,
me miro a mí, siempre, 
cuánto he cambiado...

Os veo a vosotros...
Cuánto habéis cambiado...

Hemos degenerado, 
la vida dejó secuelas...

Cada uno crea su camino,
aunque titubee al caminar, 
va dejando huellas, 
a veces más firmes, 
otras leves, casi invisibles...

Las vuestras me asustan, me siento responsable.

Aquellas personas cuyas vidas me pertenecieron por instantes,
a veces más breves,
otras casi eternas...
Os miro desde detrás,
me escondo en la lejanía del adiós,
quizá del hasta pronto,
para buscaros entre las sombras del recuerdo,

Os recuerdo y sois grandes,
pero ahora...
ahora...
Tanto tiempo después, tengo miedo,
tengo miedo de abrir los ojos a ver,
que por más lejos o cerca que estéis, 
siempre seréis parte de mi.

Que habéis cambiado...
Tanto que ni vuestros ojos a veces distingo entre las multitudes,
ya no son los mismos,
han perdido brillo,
os he perdido...

¿Cuantos corazones mueren?
¿Cuantas vidas tenemos?
Si cada vida que compartimos es única, 
son numerosas las vidas que me hicisteis vivir,
cada minúsculo detalle, 
que conservo, 
envasado al vacío en mi memoria,
va perdiendo su esencia,
se me antoja caduco...

¿Cuantas vidas me quedan?
Si siempre dije que voy por la sexta,
si siempre temí llevarla al borde de la extinción,
y ahora... 
ahora...

Me quedo sin aire...

Quizá la próxima vida sea la correcta.

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