Tu sexo



 Si te miro te prendo.

Si te agarro te reprendo,

Por tardarte tanto en arrancar mis prendas,

por faltarme tanto que te busco a tientas.


De mis ojos pardos saltan chispas verdes, amarillas.

De las ganas de perderme entre tus sábanas.

Cuyo olor a mí ya no extrañas,

será que ya no me recuerdas...

¿Tan pronto te olvidaste de mis piernas?


Vuelve a hacer de mí un incendio,

Haz en mi tu guerra mientras cabalgo lento.

Jódeme en prosa, o hazlo en verso,

deja que te cuente al oído, una a una, 

las horas que tu nombre pienso.


Y entonces hazlo violento,

quiero mirar tus ojos mientras te acabo,

quiero sentirte dentro.

Tan dentro que nadie sepa quien de los dos queda entero después de eso.


Deja en mí sabor a tí, a tu saliva.

A tu sudor y sexo

Escupeme de nuevo...


Abro los ojos y te busco.

En el espejo mis ganas y tu ausencia reflejadas.

Me entrego nuevamente al sueño,

para ver si ahí te encuentro.

Sentio, ergo sum.



A veces tengo tantas cosas que decir

que no me salen las palabras.

Tal manera de sentir, 

que me siento isolada.

Condenada al vacío de la incomprensión,

rodeada de palabras condescendientes

sobre cómo abordar mi ser.


La sensibilidad hace de la existencia una experiencia compleja.

Si bien gratamente positiva cuando la plenitud te alcanza, 

arduamente gestionable cuando te nubla.

Aquellos que te rodean te dirán que es tu elección,

que tú decides dejar que una situación, palabra o actitud no deje mella 

en tu superficie, 

no cree una grieta por donde se cuela el dolor, gota a gota.

Que  no pienses en eso que te perturba una y otra vez perdiendo el sueño, 

que te relajes, que respires.


Lo que ellos no saben es que hay situaciones que tratar de obviarlas,

sólo colocan más kilos de presión en el pecho,

que se hace duro convivir con un corazón capaz de percibirlo todo,

aquello que los demás no ven, aquello que no pueden sentir.


Tantas veces he deseado no ser yo.

Ser capaz de no abrumarme con opiniones ajenas, comportamientos ajenos,

no dejar que lo que otros me hicieron me defina,

ser capaz de no quedarme flotando en una sensación más de lo que otros lo harían...

pero no me sale.


Tantas veces he tratado de huir de mi,

de acallar mis propias voces, 

de obviar mis propias  necesidades, 

y lo que es peor...

tantas veces me culpé por ser, estar, por sentir...

más fuerte o rápido de lo que los demás comprenderían...

Y lo sigo haciendo, pero estoy aprendiendo...

a aceptar que todo es cuestión de tiempo, 

que hay heridas que no sanan de la noche a la mañana, 

especialmente si no las curas con cariño, 

si sólo las aliñas con alcohol y vicios.

Estoy aprendiendo a escucharme, a respetar mi soledad necesaria, 

mis procesamientos profundos, analíticos.