Pesadillas Vol.1


4am, Humedezco mis sábanas.

Me despierto con los ojos como platos y un grito ahogado e inconsciente.Noto una helada gota de sudor desplazandose por mi mejilla, provocandome escalofrios.

Otra vez, otra más.

Otro conjunto de ilusiones que giran en mi cabeza, y se proyectan tan reales, y surrealistas.

La habitación está oscura, lo único que se divisa es un minúsculo destello de luz adentrandose en mis pupilas por debajo de la puerta, minúsculo pero intenso, el cual me quema la retina y me hace entrecerrar las pestañas.Pero mi habitación...

Intento recordar...

Está confuso, aunque pretendo conseguir volver a verme atravesar ese estrecho pasillo corriendo, cada paso más rápido, cada respiración más fuerte y menos concisa.

Ahogandome entre oxígeno y dióxido de carbono, maldito tabaco, algún día lo dejaré...

Veo luces de colores bailando a mi alrededor, me envuelven y me extasian, en la oscuridad me pierdo, ellas me muestran el camino, me rodean, me asustan, pero siento que no puedo reaccionar.

Doy vueltas en circulos, intento escapar de esa prisión de extasis,tanto me agota, me asusta. Grito.

¿Por qué no me sale la voz?

Cuanto más lo recuerdo noto más agudo ese ardor de estómago, más profundo el nudo en mi garganta.

Siento como me arrastran, como guian mis pasos y me roban la decisión, la capacidad de acción y reacción.

Guian mis palabras, mis pensamientos se enredan, me confunden, me extravío.

Veo un tren al final del pasillo, quiero acercarme, huir.

Me ciegan.

Oigo una voz que anuncia que el tren está apunto de partir, con destino a ninguna parte...

Intento correr hacia el, ellas me sujetan, tiran de mí, rasgan mi ropa, me duele la cabeza.

Gritan tan agudo y fuerte que parece que quisieran provocar una explosión en mis tímpanos.

Qué mareo, me angustio, tengo nauseas...Empieza a nublarse mi visión...

¡Corre! ¡Ya no queda nada! ¡Un poco más y estarás arriba!

Noto como voy perdiendo la vista por segundos...

Sólo veo un tercio del tren, queda poco..

[...]




¿Qué ha pasado?

Abro los ojos, me levanto, el suelo estaba húmedo, y helado.

Tengo la piel mojada, la ropa rota y me siento cansada...

Miro a mi alrededor, parece que puedo ver de nuevo

¿Y las luces? ¿Han desaparecido?

Eso parece... Debería refugiarme por si pudieran volver...

Vuelvo a echar un vistazo al panorama, quizá pueda encontrar donde esconderme, aunque en un descampado, en el que unicamente hay un par de vías de tren actualmente vacías, no creo que pueda encontrar nada...

Miro al suelo...

¡ARG!

¿¡Qué es esto!?

Soy yo...

Estoy ahí, tendida, inconsciente...

Me recupero poco a poco del shock, me tomo el pulso...

Gracias a Dios, no estoy muerta.

Pero ...¿Qué?, ¿Cómo?, ¿CUÁNDO?.

Me siento a mi lado, y me observo detenidamente, esta no soy realmente yo...

Parece como si hubieran pasado 20 años mientras dormía.

¿Y qué voy a hacer ahora?

Sólo Dios sabe qué debo hacer ahora, desde luego yo no.

Pasan los segundos, me aburro.

Pasan los minutos, me desespero...

Pasan las horas... me dormí.

Algo no muy familiar me despierta de mi sueño, es molesto.

Abro los ojos, extrañada, y observo a la vez que froto mis parpados y bostezo

¿Qué ocurre?

Veo a un hombre, algo anciano, canoso y demacrado atizandome suave pero punzantemente con un palo.

-¡¿Qué hace?!

-Despierta, alguien quiere verte.

-¿Verme? Creía que estaba sola aquí.

Derrepente me dí cuenta de la situación, mi cuerpo había desaparecido y el escenario habia cambiado completamente, ya no estaba dónde las vías del tren, sino en una especie de bosque.

El sol me daba en los ojos, y todo estaba repleto de flores y arboles, todo verde.

-Vamos sígueme.

- ¿A donde?

-(...)

-¡Contestame!

- ¡Deja de hacer preguntas y limítate a seguirme estúpida!

- Está bien, pero no me insultes...


Andamos durante media hora aproximadamente, en silencio, para variar... No quería desobedecer, este ser me inspiraba respeto.

Llegamos a un claro, había un lago y una montaña.

Me asombré cuando le descubrí introduciendo el palo entre unas ramas, y al descubrir como la montaña se abría y daba lugar a una especie de choza.

Me hizo entrar, me indicó con el brazo, en silencio, una habitación a la derecha.

Entré y ví una parte oculta del lago y unas toallas, junto a un conjunto de ropa limpia, casualmente de mi talla.

Deducí que debía asearme.

Y así lo hice, el agua estaba caliente, justo a mi gusto, con aroma a margaritas, mi favorito.

Qué extraño era todo...

Salí y me sequé, me vestí, y volví a salir de la habitación.

Busqué al anciano por toda la casa, pero no lo encontré, intenté salir por donde habíamos entrado, pero no pude.

Asique decidí buscar algo de comer, mis tripas sonaban más fuerte que una explosión similar a la del 11S.

Cuando encontré la cocina (Dios, esto era ENORME) ví un banquete preparado, pasta de todas clases sabores colores y olores, con salsas de todo tipo, se me hizo la boca agua.

Comí hasta saciar mi estómago, y ya más tranquila, me levanté, y busqué algún lugar dónde reposar.

Cuando crucé la puerta oí un ruido, y unos pasos.

Me escondí, y los seguí afinando mi oído, me llevaron hasta un rincón, algo que me sorprendió.

palpé la pared, pero nada, acaricié la moqueta...

Fue cuando ví una puerta en el suelo.

La abrí y bajé por unas escaleras bastante sombrías, que me asustaban.

Llegué a una especie de laboratorio, allí estaba yo, tumbada sobre una camilla, con una cantidad de cables increíble pegados a mi cuerpo.

Me histerizé, ¡¿Qué estaban haciendo conmigo?!


Continuará


1 comentario:

  1. Increible. Me he quedado muy intrigada, terminalo, por el amor de Dios.
    Te quiero. Uma

    ResponderEliminar