Eyes on fire





La misma música me absorbe, 
dejo que guíe mi nivel etílico al nivel lírico,
cuestión casi imposible...

Hay tantas cosas que me gustaría probar ahora.
Distintos labios y pieles que me corroen por dentro,
raspan mis entrañas hasta sangrar...

Hace frío, pero no es mayor que el que poseo, 
interno.

Compañero de viaje, desde que tú abandonaste mi camino,
la única luz que seguía ciegamente...

Corrí ciegamente entre tus sueños, 
fuiste lo único que llegué a ser más que yo,
mi amigo, mi alma. 

El único.
Me arrastraste desde mi interior hasta tu cielo, 
floté,
usé mi respiración para inhalar el éxtasis...

Y tus sueños... 
(el único que fui en los míos)

Otra vez vuelvo a correr en círculos,
una noche más.

¿Serías el amigo de mis sueños?
¿Serías el bonito rostro al que me refiero?
¿Volvería a escuchar tu voz como la única entre mis sueños?

Los aplausos ya lejanos, de la gloria que antes fui, no son más que un eco, 
que me gritan que no es más que un error que ya no comparto, 
que ya no entiendo...


Nada más que un accidente. 
Porque no eres ni un amigo, no eres nada,
y debería ser más consecuente de mí, y de mi piel...

Llévame a casa, alma en pena, maldita, 
ya no aguanto más esta espera, siempre incógnita.

Él no volverá a reconocerme, y seguiré ardiendo en llamas incontrolables.

Sólo pido que esa luz que ya perdí, me guíe el camino a casa...
Nunca mereciste, pero sabías, que tu cuerpo siempre guardaba el mío dentro del suyo.

Llévame a tu casa. Guardame de nuevo entre tus sábanas...
Las letras hablan por mí, simplemente traduzco sus acordes...
Escuchalo y no podrás malinterpretarme, cuando me leas. 
Se que lo harás, hoy, mañana, o algún lejano día que me recuperes de entre tus recuerdos.


Tengo ganas de gritar armonías hasta quedar afónica,
armonías que se pierdan entre el infinito, 
que no se propagarán en el espacio lo suficiente como para que puedas oirlas.

Estaremos esperando en vano, porque no tengo nada para tí para jugar.
Lo sacaré lento, ardiendo en mis llamas, y de repente, jugaremos a mi juego...

Ojos ardiendo, 
tu gracia divina se desvanecerá entre mis poros,
y simplemente, el tiempo en el que confío,
 de pronto, me devolverá la fe que me robaste.

Oh, oh, oh...

Ojos ya apagados, cenizas...

Quiero ver tu fuego volver a arder.
Quiero recuperar la pasión en tus dedos.

Pero ya están muertos, descompuestos.
Ya no hay nada...

Tu imagen no es nada.

Soy una estrella en tus calles, esperando a explotar.


Porque ella no olvida, ella nunca olvidará...
Y no hay nada a su alrededor que pueda hacerla romper en pedazos como tú...
Porque ya no hay nada que perder,
nosotros fuimos la colisión que lo cambió todo...

Porque estoy rota en pedazos, y no quedan ventanas desde las que buscar otro mundo,
pero los acordes me repiten lo que tu mentías,
"serás el sentido de todas mis canciones".

Tus lágrimas nunca derramadas corriendo por los pasillos, 
mis lágrimas escondidas, ocultas en pistas de baile,
donde danzo sola, con tu reflejo, confuso.

Lo veo en tus ojos, tu estarás bien el día en que vuelvas a mí, 
conceptualmente, 
y dejes de correr entre los pasillos,
 con malas compañías que no son más que puertas cerradas,
que no dejan ver la luz.

Son como las luces de navidad, 
tus ojos, 
ciegan y transmiten nostalgia, 
luces de ciudad,
desierta...

Tu verdad es en la que creo,
mirándote, se que eres aquello que nunca sabré con certeza, 
porque el dolor es todo lo que yo veo,
soy lo que queda, 
desde que robaste la esencia.

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