Carta de un anónimo, quizá así sea leída.




Que una persona sea más "fuerte" que otra,
no significa que deba ser machacada,
argumentando lo contrario,
cuando ni siquiera ha empezado a hablar.
No puede ser torturada de maneras varias y dolorosas a diario
y ni abrir la boca por miedo a la reacción de la otra.

Tú consideras que yo soy peor persona que tú por cometer errores,
que, realmente no he cometido,
por no decir cosas que que he dicho,
por no hacer cosas que he hecho.

Y bien, por el contrario,
cuando tú cometes tus errores,
yo no puedo abrir la boca,
no puedo decir nada,
ni tengo derecho a enfadarme,
debido a que si digo algo, soy amenazada.

¿Querer es soportar?
Pues yo te soporto, cuando todo tu peso cae sobre mis hombros.
¿Y qué pasa contigo?
Ni siquiera sabes, ni siquiera conoces, no sabes cómo estoy realmente,
por el simple hecho de que ni preguntas,
ni escuchas cuando te digo algo,
de cualquier manera.

Y de cualquier manera, rompo a llorar
y no puedo ni siquiera decir por qué es, por miedo,
porque se que si expreso cualquier cosa
que no sea dureza y solución a tus problemas,
cojes la puerta y tus maletas y te largas sin despedirte.

¿ Y qué pasa conmigo?
Que debo seguir así, sin que nadie se preocupe por mí,
no importo a nadie.
No, no te importo a tí,
y si le importo a alguien debo alejarme de esa persona,
porque no te parece apropiado.

¡Qué maravillosa perspectiva de futuro tengo!
Los ecos que retumban en mi cabeza
de aquellas voces de vidas pasadas tenían razón.

Y yo estoy agotándome.

No hay comentarios:

Publicar un comentario