13 Agosto 2010; 6:15 AM

Cántame al oído las mentiras que sólo tu sabes, maestro de la decepción y el engaño, triste marioneta de un juego que crees controlar. Bufón gratuito de las calles abarrotadas, todos hemos visto el espectáculo que creas, ilusionismo vano que quieres hacernos creer.

Echando la vista atrás me veo a mí, perdida en un paraíso que creí certero hasta que desperté y pude observar la verdadera realidad. Ahora miro atrás de nuevo dándome cuenta de lo falso de las frases que escapaban por tus labios, tan dulces y venenosos, que intoxican lo que tocan (Lo hicieron conmigo).

Me reconozco en aquellas fotos, el mismo cuerpo, pero no la misma mirada. Tengo un alma distinta, quizá aquella caducara.
Me reconozco en aquellas palabras, realmente sé de dónde salieron, aunque la puerta este cerrada indefinidamente.

Me resulta tan triste ver cómo hemos cambiado...

Es como esa sensación desagradable que queda dentro cuando te atragantas al beber y lo expulsas todo por la nariz, un escozor inevitable que nunca sabes cuando cesará, pero que deseas con todas tus fuerzas que te deje respirar libremente como es habitual.

Una espina clavada, tan profunda, que a veces al palpitar, aún duele en el corazón , eso eres para mí. Una pesadilla de la que quieres despertar. Un túnel en el que corres pero no te aproximas a la salida, por más que te esfuerces. Metáforas que no quiero crear.

Canciones de amor para los pedazos de los corazones rotos que vagan en pena por el baúl de los recuerdos es lo que escribo, reflejos de sus distintas caras en el espejo, por la mañana, cuando recién levantados pasean intentando encontrar respuestas a sus tremendas dudas por su saturada cabeza, ¿quizá conciencia? Dímelo tú.

¿Posees realmente las cualidades de las que te jactas? Lamento discrepar, tus ojos gritan que te equivocas. Buscas liberarte de un gran peso pesado de maneras varias y erróneas.
Por más que fuerces la vía es la sangre la que decide correr hasta romper las barreras.
Si quieres juzgar, juzguemos.

¿Es la cabeza la que debe poner el final? Píldoras placebo parecen ser las que me recetó el Dr. Amor. No surten efecto los calmantes del alma que me revendió la Esperanza de contrabando en aquel callejón oscuro, o al menos así se hacía llamar esa brisa fresca de las noches de verano y calma.
Dejo a mi subconsciente que me traicione libremente, mi cabeza guía mis manos. Son las cosas que mi cabeza quiere vomitar, siempre ando con nauseas... ¿Por qué será?

Quizá a cientos de kilómetros se aclaren mis ideas. Brisa fresca Tinerfeña, sálvame la vida. No se cuantas veces podrá este Phoenix resucitar, quizá la cuenta atrás avance rápido. Espero no estar en la 6ª de las 7 vidas del gato callejero en que me he convertido.

1 comentario:

  1. Sandy! no sabia que tenias blog!! y es buenisimo y esta entrada es el doble de buena que el blog, que razon tienen cada una de esas palabras... aqui tienes otra seguidora guapisima!Espero que estes bien un besazo ;]

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