Me convierto en el instante
en que encuentro tu mirada
en el cristal que estrellas
contra la pared
en un momento de rabia.
Débil, frágil, transparente.
Apunto de ser rota.
Completamente consciente de ello.
De tu mano
en la que me dejo caer
me llevas hacia el
fuego abrasador
del infierno más angustioso.
He descubierto mi motor.
Me abrazo constantemente
a la caja de tortura
que me clava cíclicamente
sus puñales.
Con un dolor que
sucesivamente se vuelve
más y más insoportable
Hasta desangrarme.
Entonces me separo
Cicatrizo
Olvido las heridas
Y vuelvo a empezar...
Estoy podrida.
Soy oscura por dentro.
Sólo hay negro.
Busco en mi paleta colores vivos
para pintar ilusiones
-falsas-
Me vuelves loca.
Me hiciste enfermar.
Estoy enferma de tí y tus días.
El otoño me consume.
Las hojas secas se nutren
del torrente sanguíneo
de mi corazón.
¿Ya es primavera?
No.
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