Sabes, es dificil sentarse delante de un teclado después de tanto tiempo,
o quizá no, pues para mí nunca fue dificil...
Pero esta noche es distinta, esta noche vuelvo a amarme con locura,
pues palabras fluyen sin límites, y culpables solo dos, culpables todos ellos, corazones en vela que adoran al mío pues,
compartido desde dentro, y abierto en canal, es entregado sin dudar.
Una vez más he vuelto a ser única.
Sonrío y floto por sentir esas palabras.
Sorpresas en habitaciones que distan demasiado entre ellas,
miro al vacío y lo siento,
siento un vínculo explotando en pleno apogeo.
Es una sensación tan gratificante, el arrancar máscaras de hormigón,
ver los pedazos cayendo y reventando en mil pedazos más,
y entonces, compartir un abrazo,
de verdad, de poros latentes, y corazones ensangrentados, rotos.
A su vez, el vínculo se rompe, en instantes, y se aleja,
ineludible despedida,
soy incapaz de entender el fallo,
¿es mío?
es... ¿demasiado?
¿qué es demasiado?
Ahí está la cuestión, tú misma lo has dicho,
este tipo de vínculo con un hombre no se puede tener,
no se puede compartir y eliminar lo superficial,
vivamos con miedo...
Hablo demasiado, voy demasiado rápido,
piso el acelerador y dejo sentimientos fluir libres,
puros, desintencionados,
ya me he vuelto a descolocar...
Necesito entender, y no puedo preguntar...
Siempre igual...
Vuelvo a odiarme de nuevo.
Vuelvo a odiarme de nuevo.
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