Son esos momentos de flaqueza,
los que evocan la nostalgia y el vacío,
que encharcan mis pupilas con tendencia curiosa,
y aportan al aspecto opaco de la soledad,
un carácter más brillante.
Las cadenas que me atan,
confeccionadas a mi pulso, imagen y semejanza,
son sólo un reflejo de mi ausencia,
pues perdida me hallo en la penumbra,
de quien ansía una verdad nunca encontrada.
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