Tragicomedia

Conóceme desnuda,

lejos de verdades o prejuicios.

Conóceme pura,

pequeña y limpia.

Conóceme sin maquillaje,

sin máscaras.

Conóceme por dentro,

entre sangre y vísceras.

Conóceme en vida,

conóceme en muerte.

Conóceme cuando todos duerman.

Búscame entre sus sueños, 

y tal vez aparezca.

Pequeña y limpia,

desnuda,
 entre sangre y vísceras.

Sin máscaras,

lejos de verdades o prejuicios.

Conóceme cuando todos se marchen.

Cuando cierre la puerta y me derrumbe,

y deje a la soledad aplastarme.

Cuando me sienta morir.

Conóceme tierna y débil,

fuerte y ruda,

imperfecta y marchita,

renaciendo cual fénix,

todos y cada uno de mis días.

Conóceme lento y suave,

acariciame,

cuando todos se marchen y vuelva el llanto.

Cuando sea mía y no del viento.

Cuando se cierre el telón.

Esta tragicomedia no es más que la obra maestra

de una niña asustada

danzando bajo rayos y truenos,

entre la tormenta.

Estoy cansada de tanto miedo,

y tanta hipócrita valentía.