Mi afición favorita sin duda es mirar desde la ventana, un día de lluvia-
Fumo y bebo café… lo suficientemente dulce. Intercalo trago y calada, veo el vapor salir de la taza –me reconforta-
Hace frio fuera, la calle está oscura, y las minúsculas pero potentes gotas empañan el cristal.
El humo de mi cigarrillo ondea levemente creando las formas de mi pasado, que vuelve a mi memoria en forma de recuerdos, recuerdos que ya no duelen.
Probablemente sería una buena foto.
El ventanal se empaña con el vaho de mi respiración… lenta y pausada.
Realmente no hay nada que me preocupe ahora.
No existe nada que me haga sentir asustada o inquieta.
Se que estás ahí, en tu ventana, quizá al otro lado de la ciudad, quizá en otra ciudad…
Piensas, exactamente igual que yo.
Ardemos en llamas por instantes, nos iluminamos y nos encontramos.
Nos evaporamos y nos perdemos en un beso.
Somos luces que vuelan por las calles, nos mojamos y reimos.
Somos etéreos y eternos, justo como los dioses nos planearon para ser.
Me mareo y caigo en tus brazos.
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