Rendición. 27/04/2014.

Esto va de cómo forzar la mente al blanco, 
sabiendo que siempre habrán mil cosas que decir que ni siquiera merecen ser escuchadas, 
pues jamás fueron, son, ni serán comprendidas.

La eterna ¿decepción?
Es extraño, puesto que ni la peor puñalada me sorprende…

Ahora escucho cosas que dijiste sobre mi y…
 Joder, ¿Cómo puedes ser tan hipócrita?

Sólo siento lástima, 
esto es una causa perdida, 
y créeme, forcé la fe, hice a la esperanza resurgir, y todo en vano.

Me cansé de preguntarme por qué, 
me cansé de no entender nada una y otra vez.
 Otra vez.

Supongo que esto no es un final, 
puesto que estamos escritos,
 y lamento aceptar que eres una causa perdida, 
pero es un hecho.


Siempre tuve y tendré tendencia a sobreprotegerte puesto que sé que eres débil, 
y hay algo que me conecta contigo y no se va,
que es tan o más cancerígeno que yo misma.

La verdad, ni siquiera yo me entiendo,
 supongo que es cuestión de orgullo, 
o tal vez estupidez congénita.

Intenté ser lo mejor para ti,
 aun sabiendo, como siempre,
 que era lo peor para mí.

 Te dejé dolerme,
clavarte profundo con palabras disfrazadas de hipotéticas verdades.

Intenté creerlas, lo prometo, 
y como siempre, 
has demostrado que no te importa nada.


Por eso no mereces estas letras,
 pero sabes cómo soy mejor que nadie, 
y fiel a mí misma, las escribo.

 Y aunque sé que no las mereces, 
te las regalo.


No tengas miedo, pues no va a ser costumbre, 
y ni mucho menos quiero hacer mención a mi orgullo, 
ese al que has escupido mirándole a los ojos (otra vez).

Ya no me dueles ¿sabes? 
Ya… no te quiero.


 No sé si alguna vez en los últimos tiempos llegué a hacerlo,
 pero créeme, ahora me quiero más a mi…
 algo que siempre quise inculcarte desde que nos conocemos, 
el amor propio.

Ahora estoy sentada en mi cama escribiendo estas letras,
planteándome si mandártelas, 
sabiendo que si lo hago, no las leerás siquiera.

Creí ser importante para ti,
 simplemente por todo lo que hemos vivido.
Lo he creído tantas veces… 
Sí, soy una ilusa, ¿qué vamos a hacerle?

Y pasarán los días sabiendo que no piensas en mí cuando una matrícula me sorprenda mientras camino, o cualquier minúsculo detalle me recuerde tu existencia.

 Pero ya no me dueles, ¿sabes? 

Simplemente serás aquella espina de la incomprensión clavada en mi pecho como una constante, 
algo que mi obsesiva mente inquieta nunca comprendió,
 otra de tantas marcas en mi piel que me acompañan en el camino. 
Otra vez y como siempre.


De verdad, te deseo suerte, 
aunque me cueste reconocerlo y sepa que no vas a tenerla.

Y me alegro de que las cosas vuelvan a su lugar, 
porque ni tú te mereces tenerme, ni yo sufrirte.

Recalco aquellas palabras: 
”No merezco nada tuyo, no quiero que me quieras, 
no quiero ni merezco poder hacerte daño. 
Sabes que te la acabaré liando tarde o temprano.”

Madurar implica aceptar y afrontar los cambios
, luchar las dificultades, y así lo hago, 
cuando el dolor me viene a visitar.


Esto no es más que un “parte amistoso post accidente”.
 Firmo y dejo a mi seguro encargarse del resto.
Siempre me quedará algo que decir, 
sabes que soy de esas personas que gusta de tener la última palabra.
 Ahora se las digo al papel, cosas que no gusta oir, 
pero que bien sabes que son ciertas.

Quiero creer que algo dentro de ti muere cuando mi nombre pasa por tu mente,
 y te prometo que no he derramado una sola lágrima desde hace semanas. 

Pero de verdad, intento autoconvencerme de que debe dolerte saber lo que me has hecho, 
consciente o inconscientemente.
 Y no, no te culpo por nada,
 somos humanos y todos cometemos errores. 

(Concretamente tú eres mi error universal).


Pero hace mucho tiempo que crecí y dejé de tener miedo,
 ni a mí, ni a ti, ni a la vida.

Me resulta imposible concluir este relato,
 para qué mentir, creo que es obvio.


Si hay algo que deseo es tu felicidad, 
que seas capaz de convertirte en una persona plena, madura y con coraje, 
 si algún día se cumple,
 verás en mí la sonrisa más pura que pueda dibujarse en mi rostro.


Mientras tanto, una vez más, 
bajo mis armas y dejo de librar guerras que no me corresponden, 
mi pequeño Peter Pan… 

Me encantaría poder abrazarte después de leer todo esto, 
antes de darme la vuelta y desaparecer, 
sabiendo ambos que fuiste tú, quien otra vez más, me dio la patada.

No creo que te importe, pero estoy bien, mi vida sigue su curso exactamente igual que siempre y nunca me faltarán motivos para levantarme de la cama, y aunque me falten, seguiré haciéndolo.



Acepto mi derrota.

Parpadeo. 27/06/2012.

Es curioso ver cómo la vida gira y gira y algo que escribí hace un año y diez meses exactamente, puede ser tan cercano y tan real.

Parpadeo, y de pronto, respondo.

Despierto entre la claridad que asoma por mi ventana,
Me descubro sudorosa y asustada,
De pronto, todo ha cambiado…

Es la misma habitación,
Estabas aquí, estabas a mi lado,
Hace justo un segundo,
Estaba soñando contigo…

No lo entiendo,
Olvídame, de nuevo,
Recuerdo punzante…

Me angustia,
No puedo seguir aquí,
Estas paredes duelen.

Ese sonido me ha despertado,
Aparecías en mis sueños,
Para despertarme, asustado,
Y acurrucarte en mis brazos.

El nudo crece,
De pronto, todo ha cambiado…

Quiero vomitar todo el dolor de mis entrañas,
Pero no sale,
Córtame, quémame, nada duele más.

Hoy sí,
Hoy eres tú, y pesas.
Noto tu fuerza sobre mis hombros,
Sobre mi estómago.

Quiero dormirme, y no despertar más,
No despertar más así.
Eres la peor de mis pesadillas…

¿Por qué?
¿Por qué has vuelto para acariciarme mientras duermo?
¿Por qué?

Quizás he sido yo,
Quizá no puedo dejarte ir,
Si siento que estás fuera,
Siento que ya no existes,
Ya no eres nada,
No eres nadie,
No te conozco,
No eres nada…

En vida has muerto,
Y en recuerdo resucitas,
A veces, cuando yazgo,
Y me apuñalas veinte veces,
A la espalda, al corazón y al aire,
Que corta mis pulmones,
Que asfixia…
(Siempre impar, siempre a medias)

Intento contenerlo para no respirar más tu esencia,
Que se encuentra en cada partícula de esta habitación…

Sigo siendo yo,
Tras ese dolor que cargo a mis espaldas,
Con todos los errores que eso conlleva,
Aceptados y cargados.

Si sé que no eres nada, ni nadie,
Que si te busco,
No podré encontrarte,
Porque ya no existes,
La porción de ti que yo incauto en mi memoria,
La porción de ti que era yo,
Todo aquello que me inquieta,
No volverá,
Está enterrado en tiempo y lágrimas,
Y no volverá…
¿Por qué sigo echándolo de menos?

No eres tú,
Es lo que eras cuando é­ramos uno…
Todo duele aquí y causa lágrimas,
Me siento sola  y perdida en este mar de angustias,
De lobos  y arañas,
Se alimentan de mi fuerza vital, y la consumen.
Hacen de mí su escudo,
Y los golpes me noquean,
Me aturden,
Me tumban.
1, 2, 3…
K.O.

Tu recuerdo es como el grito,
siempre vuelve,
Y conmigo morirá.

Quiero dejar de esconderme,
O voy a implosionar,
Y convertirme en polvo de estrella.
Si eso ocurre,
Espero que me esnifes,
Y desde tu nariz,
Tomar parte de todo tu cuerpo,
Hacerlo mío de nuevo,
Hacerte llegar al éxtasis,
Y que descubras,
Todo lo que has perdido,
Que descubras, en un segundo,
Todo lo que te cuento,
Y entonces, te darás cuenta,
De cuanto me has echado de menos,
Porque nada era más puro,
Sin cortar,
Que mi amor por tí.

Me enojo,
Me frustra no poder comprender,
No poder concebir,
Que quedaras tan atrás,
Que fueras incapaz, de comprender,
De aceptar,
De amar,
De compartir…
De mantener aquello que era puro,
Que era el eje,
Que lo era todo…
Y era nuestro,
Sólo nuestro…

Se hizo tan difícil…
Lo hicimos tan difícil…
Nos destrozamos.

Y ahora, otra vida después,
Ni me miras y dices, supéralo…

Será porque no puedes ponerte entre mis líneas,
No puedes sentarte, dejar tus piernas caer,
Y descansar mis palabras en tu cabeza,
No recuerdas,
Ya no recuerdas nada…

Pero se, con certeza,
Sé que te conozco,
que la esencia nunca se desvanece,
Sé que sigo ahí…

Recuérdame cuando el día torne claro,
Cuando la noche llegue a su fin,
Y ella descanse a tu lado,
Cuando el tiempo te lo permita,
Sólo te pido eso…

Recuérdame…

Los kilómetros entre nosotros nunca fueron menos físicos,
Y más obvios.

The nights forever young, it's us that gets `owl´.


Ayer me recordaste el cáncer.
La puñalada más puta de mi reflejo por la espalda.

Cómo sumar, multiplicar y a la vez dividir y restar 
hasta la máxima potencia.

Supongo que eso era lo que me gustaba de tí.
Esos extremos tan abismales...

Autoengaño y compasión mezclados con un odio increscente
y la constante decepción.

un fenómeno impresionante.

Aliñalo con excitantes de todo tipo hasta sorprender mis sentidos.

Vuélcame, párteme en particulas,
cortame,
espárceme y luego juntame de nuevo.

Jódeme la vida.

Jódome la vida.

Yo, yo, yo y nada más que yo.

Yo, soy Narciso y soy Elektra.

Soy un alma en pena en la constante de la puta;
vida loca.

Descubro los cambios como procesos precedidos por momentos
que suponen tal ruptura,
que Satán hace de padre.

Y con esto y más permiteme que brinde,
por la historia siempre escrita,
pues si tengo fe es el destino,
pilar y base de esperanzadora supervivencia.

Nada tiene sentido,
todo acaba,
y la brisa ayuda a respirar.

Son hechos.



"Yesterday's so far away,
 today is nearly gone;
 tomorrow's looming."
Son esos momentos de flaqueza,
los que evocan la nostalgia y el vacío,
que encharcan mis pupilas con tendencia curiosa,
y aportan al aspecto opaco de la soledad,
un carácter más brillante.

Las cadenas que me atan, 
confeccionadas a mi pulso, imagen y semejanza,
son sólo un reflejo de mi ausencia,
pues perdida me hallo en la penumbra,
de quien ansía una verdad nunca encontrada.

Instinto animal

A veces me pregunto a dónde va la fe que un día perdimos,
a dónde va el amor que ya no hacemos,
tal vez se pierda entre los restos corporales,
como los deshechos con los que despreciamos los fluidos,
esos que entregamos entre gemidos,
entre aplausos, los instintos animales.

¿Existe un principio o un final, o está todo en mi mente?
Vida y cambio, total constante
que maneja mis delirios.

Es extraño este vacío, 
que se anexa a mi cuerpo,
inundando las cavidades,
y no se aleja, no se aleja, no se aleja...

No tiene nombres ni apellidos,
son acordes,
acarician mis oídos y despeinan mi flequillo,
y a veces, sólo a veces,
me marean, me marean, me marean...

Los olores, los sabores, las texturas y las voces,
son diversas y retumban,
entre el vacío forman eco y se tatúan,
a segundos que se escapan,
fluyen como humo.

Y se evaporan...