Acho Nacho, que...

Lo que yo lo echo de menos no está escrito.


Y ya no hablo de amor ni gloria,
ni sexo y pasión, 
pues también, y es obvio que se siente 
y latente es extrañado.

Hablo de tensión, 
de estrés y ansiedad, 
de pinchazos en el pecho y dolor del corazón...

Hablo de lágrimas por poder pagar el alquiler,
por poder pagar comida,
móvil, agua, luz, 
con la única premisa de que sobre lo justo para desaparecer.

A cualquier lugar de España donde esté él y perderme en sus abrazos,
que sus brazos sean la única guía y preocupación.

Pues recuerdo sus ojos y a veces tiemblo.
y ahora queda distante, 
pero todas esas noches no olvidan.

Y tal vez exagere, como de costumbre,
pero esta vez es él,
y por esta vez lo quiero por él, 
y por mí y lo que hace conmigo,
puesto que a diferencia de cualquiera de los demás,
no me hace mal...
sólo ronronear y olvidarme del resto del mundo y de las crisis,
de la ansiedad y la necesidad de ir al médico,
de lo duro que es hacerse mayor con lo que conlleva.

El no tener quien te respalde,
y no quererlo.

El querer estudiar y no saber si podrás.

El querer comer y luchar por ello,
viviendo al límite,
perdiendo peso en taquicardia y tartamudeo constante,
tragando lágrimas como sustento diario.

Dejando entrar su luz cuando es necesario,
suplicándola y sabiendo que estará,
sin vínculos ni órdenes, 
imposiciones o cualquiera de esas mierdas...
O al menos esperar que así sea.



(Me gustaría poder gastar mi tiempo contigo,
gastarlo hasta arrepentirme de ello,
hasta odiar haberte conocido hace tantos años,
hasta odiar esa nariz tan tierna, 
esos ojos verdes, 
esos labios...)

Joder... 
¿Quién me lo iba a decir?

Y no hablo de amor ni gloria,
ni sexo y pasión, 
pues también, y es obvio que se siente 
y latente es extrañado.

Pero siento que te extraño y me duele,
y tengo miedo de no poder aguantarte conmigo,
pues te quiero cerca, y me da igual el resto,
al menos ahora,
al menos desde hace tres semanas y hasta dentro de otras dos,
que vuelvas...

Y después de eso sabe Dios qué será de nosotros,
pero...
 otra vez...
te quiero otra vez...

Todo instante era tan maravilloso,
que sólo deseo poder revivir una milésima parte,
sólo deseo verte
 y que me devuelvas esa paz que estar contigo me daba,
tumbados, 
mirándote,
aunque ni me miraras,
sólo mirándote.

Odio la vida,
odio el destino,
quien nos ha colocado en estos momentos tan inoportunos,
quien nos ha hecho descubrir ese brillo tan lejano,
sólo por un instante quemado en dos semanas,
sólo por algo que voló tan efímero 
como el humo de todas aquellas veces que me hiciste volar a mí también.

Hoy y por siempre, 
este rincón de mi vida va dedicado a tí,
como otros varios antes, 
a veces inmerecidos.

Sólo antes uno mereció su residencia en mis memorias,
y sigue conservando un lugar privilegiado en mi vida,
como persona grata y digna de respeto y amor incondicional.
Y no es más que un amigo al que aprecio con locura.

Te mereces formar parte de la historia de mi vida que este depósito representa,
y como tal aquí queda reflejado.

Let in the light...

Una parte de mí siempre será tuya.
Gracias.